sábado, 19 de abril de 2014

Los abuelos.





                                          



                            
                                           Las expectativas adversas que existen hoy sobre la
                                           vejez, casi siempre están basadas en la ignorancia                                            o en premisas falsas.                                                                              
                                                                                        Luis Rojas Marco


      A menudo surge el recuerdo de los abuelos, bien sea por ese testigo silencioso que se llama fotografía o por cualquier otra circunstancia que triste o alegre nos depara la vida. A determinada edad se piensa en un retiro feliz y merecido, cuando no antes pensando en la lotería. Voy a referirme a los abuelos y sobre todo a las abuelas. Si vemos la vida que les ha tocado vivir nos encontramos que muchas no tuvieron ocasión de ir a la escuela y otras, aunque fueron, la enseñanza lejos de ser digno de ese nombre fue un adoctrinamiento al servicio de poderes del momento. Su vida era por y para el hogar y dedicada al marido y a los hijos cuyo número se disparó con el baby boom. Los hijos de esta época fueron la solución para suplir tantas perdidas humanas producto de la guerra y son los mismos que ahora con todo el descaro dicen que son un problema, porque supone un coste elevado para las pensiones.
     Toda una vida dedicada a que el marido esté en perfectas condiciones o lo mejor posible para que rinda en el trabajo. ¿Quién hace cuentas de lo que han aportado a la riqueza de un país? ¿Quién se lo paga? La respuesta todo el mundo la sabe. Causa indignación cuando no repugnancia el trato dado en el caso de las preferentes, al poner en peligro los ahorros de toda una vida vendiendo estos “productos” a personas que no saben de finanzas y que no se pueden defender por su edad, salud o situación económica. ¿Cuántos ejecutivos de banca tienen preferentes? Hasta la fecha nadie ha pagado por ello, con lo que se puede deducir que ha sido legal semejante atropello. Será por ello que se han animado y han hecho otro boom, en este caso el inmobiliario, donde algunos abuelos han perdido sus casas al avalar las casa de los hijos o nietos arruinando la vida de más de una generación. Han pasado de cuidadores de nietos, como si no merecieran descansar y pasear (o dedicarse a cualquier afición que les atraiga que no es incompatible ser jubilado o pensionista con ser activo), a ser el único soporte económico de la familia al quedar en paro los hijos; otra vez el escudo de un sistema que se desentiende de todo e incumple artículo tras artículo la Constitución. Y para más castigo les bajan las miserables pensiones quedando sin ninguna seguridad jurídica por parte del Estado; nadie habló de estas rebajas en sus pensiones cuando cotizaban puntualmente año tras año. Y se jactan los gobernantes de turno diciendo que han sido “valientes” con el recorte, ofendiendo la inteligencia de cualquiera (es lógico siendo tan sumisos a los poderosos se pierde la ética ipso facto), les suben el IVA pagando lo mismo que los adinerados y les insultan cobrándoles por las medicinas que ya han pagado mediante impuestos. Todo el trabajo dedicado a que un hogar funcione como un reloj suizo y que el abuelo haya proporcionado plusvalías no solo se quedan sin la justa remuneración, sino que si la abuela quedara viuda se la rebaja la pensión a la mitad por arte de “birlibirloque”, como si la mayoría de los gastos no fueran parecidos. Este es el panorama de muchos abuelos y abuelas, no todos a la vez obviamente, pero seguro que a la mayoría les afecta alguna de estas circunstancias. Y, ¿qué han hecho para merecer esto? Seguramente seguir lo que pregonaban los gerifaltes de la sociedad y quizás haya sido ese su único error (comprendo que no era nada fácil oponerse sin jugarse incluso la vida). Las fuerzas ya les escasean y depende de los hijos y nietos desprendernos de egoísmos y luchar por dignificar y valorar todo sus esfuerzos y desvelos. Vaya mi más sentido agradecimiento a todos ellos, en especial a mi abuela y mi madre (también abuela).




2 comentarios:

  1. Tienes muchísima razón, por suerte mis hijas disfrutaron de sus abuelos en otra época, no en esta que nos está tocando vivir.

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    1. Afortunadamente los tiempos cambian pero hay que estar atentos para evitar involuciones.

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